El arte de vender una app de 1.000 dólares en la App Store que no servía para nada

El arte de vender una app de 1.000 dólares en la App Store que no servía para nada

Ricky Fernández

Las aplicaciones de la App Store cuentan con una libre regulación de precio, es el propio desarrollador el que decide cuanto cuesta su utilidad, y la de los usuarios, opinar si les merece la pena comprarla (independientemente del coste).

Pero no nos engañemos, aunque los usuarios de Apple somos más propensos a pagar por las aplicaciones que encontramos en la App Store frente a los de Android, también solemos criticar los precios de las aplicaciones. Esto es algo natural del ser humano, criticamos todo lo criticable, para bien o para mal y seguramente no cambiará.

Esto podría ser lo mismo que pensó el desarrollador Armin Heinrich y del cual terminó por diseñar una aplicación que no servía absolutamente para nada, pero añadiendo tres palabras mágicas en el mundo del lujo: “Yo soy rico” y un precio desorbitado, el máximo que Apple permitía en la App Store en el 2008, concretamente 999,99 dólares, en Europa costaba 799,99 euros.

Una app exclusiva (por su alto precio) en la App Store

Yo Soy Rico App Store España

El crecimiento de la App Store estuvo en auge desde su lanzamiento, con aplicaciones realmente interesantes y muy cuidadas por parte de sus desarrolladores, pero eran criticadas por sus precios, aunque fuesen 0,69 dólares. Así que nuestro protagonista de la app “Yo soy rico” quiso hacer un experimento. Vender una app que no hacía ni aportaba nada en especial a los usuarios más adinerados y observar que podría ocurrir.

Esta app básicamente mostraba un rubí en un fondo de terciopelo con el siguiente mensaje: «Soy rico. Lo merezco. Soy bueno, sano y exitoso». Ya está, no ofrecía nada más, simplemente eso, la satisfacción de poder comprar algo que la mayoría de los usuarios no podemos adquirir. Lo curioso es que tuvo algunos compradores, concretamente 8, pero lo más llamativo fue que sólo 2 de ellos reclamaron una devolución.

El desarrollador recibió más críticas de lo que el llegó a imaginarse, incluso amenazas telefónicas. Apple decidió eliminar esta aplicación de la App Store, aún así, le salió rentable ya que se embolsó 6.000 dólares brutos (hay que descontar el porcentaje que se quedan los californianos).

Poco tiempo después, Armin Heinrich decidió subir una variante con un precio más asequible y con la utilidad de una calculadora básica, todo ello por 10,99 euros. En España todavía no existen valoraciones, mientras que en la App Store americana sí que podemos ver algunas (y además positivas), a pesar de que lleva un par de años sin actualizarse.

Aunque la venta de 8 aplicaciones de “Yo soy rico” en la App Store no le sirvió para convertirse en tal a Armin, sí que le generó unos beneficios inesperados y muy suculentos por desarrollar una app que no hacía nada en especial.

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