El nuevo catálogo de precios del iPhone SE nos deja ver una diferencia de 40 euroscon respecto a su antecesor. Una diferencia que no es demasiado grande realmente, pero que a tenor de lo visto en otros iPhone que se han ido manteniendo con los años, sorprende y mucho. ¿Está realmente justificado este crecimiento? Lo analizamos.
Por ponerte en contexto, estos son los precios del nuevo iPhone SE y su diferencia con los anteriores:
- iPhone SE (3ª gen. – 2022)
- 64 GB: 529 euros
- 128 GB: 579 euros
- 256 GB: 699 euros
- iPhone SE (2ª gen. – 2020)
- 64 GB de almacenamiento: 489 euros
- 128 GB de almacenamiento: 539 euros
- 256 GB de almacenamiento: 659 euros
Unas mejoras complicadas de aprovechar
Vaya por delante que el iPhone SE de 2022, al igual que el de 2020 y 2016, no es un smartphone hecho para el público más exigente ni pretende serlo. Como su nombre (Special Edition) indica, se trata de una edición especial orientada al público más básico que no necesita de grandes alardes tecnológicos y ni siquiera un diseño a la última. Con tener un iOS potente, les vale. Y en esto, el iPhone SE cumple.
Ahora bien, precisamente por esa razón de no ser un móvil orientado a grandes masas, este iPhone SE incorpora mejoras que tal vez no se puedan aprovechar todo lo que a uno le gustaría. Por un lado tenemos la conectividad 5G, una tecnología cada vez más necesaria y que sirvió de excusa para esta renovación. Aunque lo cierto es que a día de hoy sigue habiendo una evidente falta de infraestructura que permita exprimirlo.
La otra gran novedad del iPhone SE 2022 (y casi que la última) es el chip A15 Bionic. Sabemos de la potencia de este procesador gracias a los iPhone 13, pero al final no deja de ser ciertamente innecesaria. A mejor chip, mayor vida útil, es cierto. Pero dudamos que con un A14 no pudiese extenderse unos cuantos años y dar potencia sobrada para aquellos que buscan un móvil eficiente.
El nuevo iPhone SE está más caracterizado por las ausencias. Véase por ejemplo la tecnología MagSafe, que sin ser algo disruptivo, aporta una interesante característica de cara a poder imantarse a todo tipo de accesorios; desde bases de carga o soportes magnéticos, hasta poder llevar un tarjetero. Tampoco el chip U1, que mejora considerablemente las funciones de los AirTag, está presente en este dispositivo.
Dejamos de momento en un limbo a la batería. Este ha sido el principal punto débil de la anterior generación. Según Apple, hay una mejora en la autonomía gracias al chip A15. Sin embargo, no aportaron más datos que ese. Por ello, a falta de probarlo, tenemos la intuición de que sigue siendo la misma capacidad. Es entendible viendo el compacto tamaño del dispositivo, pero habrá que ver si funciones como la conexión 5G no acaban dinamitando esa buena gestión del procesador.
Tampoco ha habido un aumento de la capacidad de almacenamiento que haga que el dispositivo pase de los 64 GB de base a los 128 GB que tienen el resto de iPhone. Por tanto, retomando las dos características nuevas que tiene, entendemos que es un aumento de precio muy complicado de justificar. No en vano, las tecnologías implementadas deberían estar ya democratizadas por ser al final recicladas de los iPhone 13.