
Hace más de un año que saltó por los aire la decisión de Apple de reducir significativamente el rendimiento de los iPhone donde la salud de la batería se hubiera visto reducida seriamente. Esto no sentó nada bien a los consumidores que se vieron totalmente engañados ya que Apple nos ocultó a todos esta decisión y no nos dio en ningún momento poder de decisión de si queríamos más autonomía o más rendimiento.
Aunque ya ha pasado bastante tiempo desde que saltó la polémica, aun hay grupos de investigación abiertos. Tal y como señala en el día de hoy la CNBC, la Autoridad de Competencia y Mercados de Reino Unido lleva investigando este problema desde 2018 y al fin han podido hacer que Apple ceda en transparencia, algo que le faltó en estos momentos.
El ‘BatteryGate’ sigue en el ojo de la polémica
En un comunicado oficial del gobierno de Reino Unido detallan que han podido conseguir que desde Apple se notifique a partir de ahora a los usuarios si las actualizaciones de software afectan al rendimiento de los dispositivos. En concreto podemos leer lo siguiente en el comunicado que encontramos en su sitio web oficial:
«Para garantizar el cumplimiento de la ley del consumidor, Apple acordó formalmente mejorar la información que brinda a las personas sobre el estado de la batería de sus teléfonos y el impacto que el software de gestión de rendimiento puede tener en sus teléfonos»
Ahora mismo, en iOS 12 nos encontramos que podemos consultar el estado de salud de nuestra batería, un porcentaje que nos señala el rendimiento de la misma. Esta función llegó tras la polémica en relación a la bajada de rendimiento de los dispositivos conforme se fuera degradando la batería.
Ahora el Reino Unido ha ido un poco más allá, y ha conseguido obtener un compromiso con la compañía para que la información ofrecida por su parte sea mucho mejor. Ahora desde Apple deberán de notificar siempre si el rendimiento del dispositivo se puede ver afectado con alguna actualización para poder evitar lo que ocurrió en 2017.
Una simple actualización de software en 2017 hizo que el rendimiento de los dispositivos con baterías más degradadas, es decir lo más antiguos, empezaran a ralentizarse haciendo que la gente tuviera que comprar uno nuevo. Los usuarios no sabíamos que pasaba ni que era culpa del sistema operativo y es por ello que esto en teoría nunca más debe de ocurrir, gracias a esta obligatoriedad de avisar a los usuarios de la repercusión de futuras actualizaciones sobre el rendimiento.
Actualmente nos encontramos muchos usuarios que tienen miedo de actualizar sus iPhone hasta que hayan pasado muchas semanas para poder valorar el impacto a la batería y al rendimiento. Esto es algo que poco a poco se debe de ir solucionando por parte de Apple, ya que tienen como bandera tener muchas actualizaciones de software pero si los usuarios tienen miedo a instalarlas, hay un problema.