Elegir entre los modelos de 4,7″ y 5,5″ en los iPhone es una cuestión que depende de varios factores. Para escoger el modelo de pantalla que mejor se adapte a tus necesidades tienes que valorar, entre otras cosas, cual de ellos es más factible para tu mano, que uso le vas a dar, que diferencia un modelo y otro en características y rendimiento, y cómo afectará a tu bolsillo; y no solo me refiero a cuanto estás dispuesto a pagar por tu nuevo iPhone.
El tamaño, a veces, si lo es todo
En mi caso no hice la elección del tamaño valorando lo que ahora creo que debo valorar. Acudí hace cinco meses a una Apple Store en busca del iPhone más potente que existía: el iPhone 7 Plus.
Yo ya conocía las especificaciones del smartphone, pero en la tienda se encargaron de recordármelas: batería que llegaba al final del día sin problemas, una impresionante doble cámara capaz de hacerte olvidar muchas veces tú cámara profesional, un rendimiento óptimo gracias al microprocesador A10 Fusion… En fin, que era una bestia de aparato y a día de hoy puedo dar fe de ello. Pero con el tiempo no es tanto su rendimiento y capacidades lo que valoro, si no su tamaño global contando también los marcos (esos malditos marcos).
Venía de un Huawei P8, el cual ya consideraba bastante grande cuando lo adquirí, no obstante me adapté bien a él, aunque me prometí a mí mismo no sobrepasar ese tamaño si quería seguir teniendo un móvil ergonómico. Pero llegó el iPhone 7 Plus y donde dije digo, digo Diego.
Al abrir la caja y tener por primera vez el teléfono en mis manos, ya noté que se me hacía pesado (no tanto por su peso de 188 gramos, si no por su ergonomía en mi mano). El caso es que estaba tan fascinado con mi nuevo terminal que apenas pensé en lo difícil que se me hacía tenerlo en mi mano.
Le fui dando tiempo pensando que me acabaría acostumbrando a su uso, rara vez a una mano, y dejando pasar el tiempo se me pasaron los 14 días que da Apple para devolver o cambiar un producto. Cuando me quise dar cuenta estaba condenado a
estar con mi modelo Plus. Podía venderlo pero su valoración en el mercado es tan baja que ni siquiera me permitiría comprarme el 7 con ese dinero.
A la espera de un modelo que se adapté mejor a la mano sin que se nos haga demasiado pequeño
En un par de semanas, tendré un iPhone 7, sin Plus. Gracias a una amiga con la que lo cambiaré. Me da pena perder mi modelo Plus por dos aspectos, la batería (que, aunque la diferencia con el 7 no es abismal, si se puede llegar a notar que dura
menos), y por la espectacular cámara que los de Cupertino nos han regalado con este terminal. Pero ahora sé que ganaré en comodidad: podré manejar el teléfono con una sola mano y podré llevarlo en cualquier bolsillo. Parece poco, pero en mi caso creo que es más importante la comodidad de su uso, que las características que pierda, y es que al fin y al cabo por lo demás seguiré disfrutando de un teléfono con la misma eficacia en cuanto a rendimiento (llevan el mismo procesador) y la misma versión de sistema operativo.
Y para terminar, por ponerle una pega a Apple, decir que aunque los modelos de 4,7” son muy cómodos, les veo demasiado pequeños en comparación incluso con algún gama baja de otras marcas. Ni tanto ni tan calvo. Será que nunca estoy conforme, pero creo que no estaría mal tener un iPhone con un tamaño más grande, que fuera intermedio sin llegar al de 5,5”. No obstante, quedo muy contento a la espera de tener mi iPhone 7 y que Apple nos sorprenda con ese iPhone del décimo aniversario del que tanto se está hablando. Ojalá mis manos agradezcan el tamaño de esa futura bomba tecnológica que está por llegar.