Cualquier persona que tenga productos Apple sabe que sus precios no son precisamente bajos, y que por ello cualquier protección contra caídas, golpes o roturas es poca, así que no es de extrañar que a la hora de escoger la funda ideal para nuestro teléfono busquemos calidad.
En este artículo voy a hablar sobre mi experiencia con estos accesorios tan necesarios para la seguridad externa de nuestros dispositivos, porque yo soy de los que cree firmemente que llevar un móvil sin funda es como llevarlo desnudo. En mi caso, expondré las fundas que he usado para el terminal que tengo actualmente, el iPhone 6 Plus, aunque sería extrapolable al resto de modelos de la compañía de Cupertino.
Mi primera funda, de plástico
Al día siguiente de comprar mi iPhone 6 Plus, fui a una tienda de mi ciudad a buscar una funda para proteger mi nuevo juguete. Lo que le pedía a mi funda eran principalmente tres cosas: protección, comodidad y que fuese económica. Pues bien, el encargado del local me recomendó una funda de plástico que protegía muy bien las esquinas y la pantalla en caso de caída, y cuyo precio rondaba los 15 euros, pero el problema vino cuando al segundo día empecé a notar que no me cabía en el bolsillo del pantalón. Sus esquinas redondeadas sobresalían bastante de las del teléfono y hacía que resultase en cierto modo aparatosa. Había adquirido una funda que aunque satisfacía dos de los criterios que había establecido cuando fui a comprarla, en el apartado de comodidad dejaba bastante que desear.
Cuero y silicona, las dos siguientes
Después de llegar a la conclusión de que no aguantaría mucho más tiempo con mi funda de plástico de dimensiones, al menos para mí, bastante desproporcionadas, decidí pedir por internet una funda de cuero en color negro y otra de silicona en rojo, ya que ambas estaban de oferta y el pack me salía por tan solo 10 euros. Cuando llegaron a mi casa, me enamoré perdidamente de la textura que tenían ambas en mi mano. El tacto del cuero era muy bueno y el de la silicona no se quedaba atrás, pero algo fallaba, y era que proteger, lo que se dice proteger, protegían poco… más bien adornaban el teléfono. Pero bueno, me consolaba a mí mismo diciendo que al menos estas si cogían en mi bolsillo.
De todas formas, y a lo mejor influyó que soy una persona extremadamente meticulosa en estos temas, me duraron muy pocas semanas, ya que no paraba de pensar que si el iPhone me caía al suelo las consecuencias podrían ser fatales, y entonces las fundas no servirían para absolutamente nada. Otra vez tocaba cambiar y buscar una nueva que se adaptase más a mis necesidades.
La funda oficial de Apple llega a mi vida
Tras varios intentos fallidos, decidí pasarme por la tienda de Apple y echar un vistazo a las fundas oficiales. Conocedor de que eran bastante más caras que las que ya había adquirido anteriormente, me hice la promesa de que sería la última compra que haría en lo que a accesorios de protección se refería, por lo que tuve que escoger entre un amplio abanico de opciones que se me presentaban en ese momento.
Finalmente, me decanté por una funda de silicona color azul marino, cuyo precio se situaba en 47 euros, y he de decir que a día de hoy estoy bastante satisfecho, ya que aunque no resultase del todo económica, era la única que cubría mis necesidades de protección y comodidad. Aún sigo usando esta funda, y con el paso del tiempo me fui dando cuenta que además de ser muy práctica y que cumplía su función a la perfección, el tacto resultaba muy agradable.
Sí, lo sé, soy un fanático de las fundas, pero quiero lo mejor para mi pequeño. Y tú, ¿has tenido varias fundas para tu iPhone o siempre has usado la misma? ¿Con cuál te quedas?