El 9 de enero de 2007 Steve Jobs presentó el primer iPhone de la compañía de Cupertino. Este nuevo teléfono móvil sin duda marcó el futuro de otras muchas empresas que apostaron por lanzar su propio smartphone. Pero aunque vieramos en al mano de Jobs un simple móvil, este llevaba mucho trabajo a sus espaldas y algunos datos que nos llaman mucho la atención.
Un iPhone no se fabrica en dos días
Aunque puede parecer que fabricar un nuevo dispositivo es una tarea sumamente sencilla, la realidad es que no es solo ponerse enfrente de un folio en blanco y crear. El iPhone costó dos años y medio de desarrollo y duro trabajo por parte de un equipo humano muy profesional. Dentro de la empresa este equipo no se llamaba ‘iPhone’ sino que tenía el nombre en clave ‘M68’ y ‘Púrpura 2’.
Pero auqnue Apple contaba con un amplio equipo de desarrollo, eran muchos los ingenieros que no conocía el diseño final del dispositivo. Este nivel de secretismo lo logró Apple gracias a unos prototipos muy peculiares. Para ponernos en contexto debemos de tener en cuenta que cuando se fabrica un nuevo equipo se deben de relizar de manera previa prototipos para ver como funciona cada uno de los componentes.
Normalmente este prototipo debe de parecerse levemente al equipo final que se va a presentar, pero Apple quiso hacer algo totalmente diferente.
Apple mantenía el secretismo de su iPhone hasta el límite
Aunque Apple quería mantener en secreto el nuevo iPhone, los ingenieros debían de seguir haciendo los diferentes testeos. Para poder sortear a este grupo de personas lo que hicieron desde Apple es montar diferentes placas base con todos los componentes del iPhone. Es decir, el prototipo inicial del iPhone de primera generación era una simple placa base súper escueta y que a veces llegaba sin ningún tipo de pantalla. Desde The Verge tuvieron acceso de manera exclusiva a uno de estos prototipos originales del iPhone M68 que nos muestra el desarrollo de este equipo tan icónico de la compañía.
Como podéis ver en la imagen anterior, se puede decir que estamos ante una placa base de ordenador con numerosos componentes. Los desarrolladores recibían esta placa para evitar que conocieran el diseño final del equipo pero que pudieran trabajar en su mejora. Hay que tener en cuenta que a veces era tal el secretismo que algunas personas recibían la placa sin la pantalla que vemos en la parte inferior derecha. Pero… ¿entonces como se realizaban los diferentes testeos? Simplemente deberían de conectar la placa a un monitor externo a través de los conectores RCA. Con esto se quiere decir que los ingenieros tenían todas las herramientas en su poder para realizar su trabajo de testeo.
En el caso de que la placa tuviera una pantalla, es importante destacar la presencia del boón ‘Home’ en la parte izquierda y no en su lugar tradicional. El botón de encendido y de volumen también estaban en el lado izquierdo pero a la hora de iniciar el equipo solo se podía ver el logo de la compañía ya que se utiliza para hacer los cambios de kernel.
Sin duda es bastante impactante ver como un iPhone se puede instalar de esta manera en una simple placa base y que funcione y permita a los ingenieros trabajar en el prototipo. Con esto queremos decir que se podía realizar una simple llamada telefónica a través de esta placa y esto sin duda nos deja a muchos con la boca abierta. En la siguiente imagen de The Verge podemos ver de manera clara los diferentes componentes que hay en esta placa.
Aunque hay muchos elementos similares a los que encontramos en una placa base de ordenador con Windows, también encontramos componentes exclusivos. Por ejemplo en la parte superior tenemos una ranura para las tarjetas SIM, antenas de conectividad y hasta un puerto RJ11. El procesador que se utilizó en este primer prototipo del iPhone es un ARM de 620 MHz justo a una memoria de Samsung. Y hablando de memoria, el almacenamiento de este prototipo era de solo 4GB y provenía de Samsung. Esto es más que suficente para cumplir su función: almacenar el sistema operativo.
Hay numerosas conexiones de color blanco que utilizaban estos ingenieros para poder realizar un monitoreo de las señales y los voltajes. También debemos de ver el lado positivo a este tipo de prototipos ya que permitía hacer cambios fácilmente. Si fuera el equipo final sería algo más complejo realizar cambios cuando está en la placa base dentro del dispositivo con el diseño final.
Darwin, el software que incluía esta placa base
Pero no todo es hardware, ya que los desarrolladores debían también instalar el correspondiente software. En un primer momento se utilizaba Darwin como un software básico que se basa en Unix. Estos ingenieros especailizados en software tuvieron la importante tarea de comprobar que todo el hardware funcionaba de manera correcta, así como crear los sistemas de archivos y los diferentes controladores.
Como decimos, es interesante ver cómo la compañía trataba de mantener en secreto uno de sus proyectos más importantes de la historia. El iPhone de primera generación quedó en el más absoluto secreto entre los empleados y esto también ocurre actualmente. Aunque obviamente las placas no son tan grandes y existen difernetes escudos de seguridad que se utilizan sobre todo en los episodios finales del desarrollo para evitar que se filtre el diseño del equipo.
En esta simple placa base madre con todos esos componentes a priori puede explotarnos la cabeza, pero sin duda tiene un gran trabajo detrás por parte de los ingenieros de la compañía. Con este prototipo se inició el camino al lanzamiento del iPhone original en 2007 y que ha evolucionado hasta tener el iPhone que tenemos ahora mismo muchos en nuestra mano.
Y tú, ¿qué opinas del primer prototipo de iPhone que se comenzó a cocer en Cupertino?