Tener un Apple Watch es como llevar un pequeño asistente personal en la muñeca, pero con una batería que, si no la gestionas bien, puede dejarte tirado en el peor momento. ¿El secreto para que siempre tenga carga? No se trata de buscar enchufes desesperadamente, sino de identificar los momentos del día en los que no necesitas llevarlo puesto.
Y esto no es una teoría: te lo cuento desde mi experiencia personal, porque tras varios años de uso, he aprendido exactamente cuándo cargar el Apple Watch sin que afecte a mi rutina.
Cuándo cargar el Apple Watch
La primera clave está en aprovechar los momentos muertos. En mi caso, el mejor instante para poner a cargar el Apple Watch es mientras me ducho. sea a la hora que sea. Es un gesto que repito cada día casi sin pensarlo, pero eso sí, tendrás que «organizarte» para que sea tu momento de carga y no se te apague antes. Cuando voy a entrar en la ducha, lo dejo en su base de carga y me olvido de él durante unos 15 o 20 minutos. Así no solo voy recuperando batería de forma regular, sino que también evito exponerlo innecesariamente al agua y al vapor. Aunque el Apple Watch es resistente al agua, prefiero no tentar a la suerte: si no lo llevo puesto mientras me ducho, reduzco el riesgo de mojarlo, y además gano autonomía para el resto del día.
Otro de los momentos que suelo aprovechar para cargarlo es al inicio de mi jornada laboral, por la mañana. Mientras enciendo el ordenador, reviso correos y empiezo a ponerme al día con la actualidad informativa, el reloj va directo al cargador, a no ser que su batería esté por encima del 80 %. En ese primer tramo de la mañana, no necesito tenerlo en la muñeca constantemente, así que aprovecho para recuperar batería. Si la batería está muy descargada, lo dejo durante hora y media para que cargue completamente. Esta estrategia me ha funcionado especialmente bien cuando tengo días largos o cuando sé que voy a salir por la tarde y quiero asegurarme de tener batería para registrar mi partido de pádel o recibir notificaciones importantes.
Evita la cocina y la ducha: es el momento ideal para cargarlo
Y hay un tercer momento que se ha vuelto imprescindible para mí y mi Series 7: mientras cocino, aunque reconozco que solo lo hago si tengo pensado salir después de cenar y no quiero darle un empujón a la batería. Ten en cuenta que preparar la comida o la cena implica estar en contacto con aceites, salsas, harina o ingredientes que fácilmente pueden acabar manchando el reloj. Así que decidí convertir ese riesgo en una oportunidad. Antes de meterme en la cocina, dejo el Apple Watch cargando. En ese rato, además de evitar salpicaduras o accidentes, le doy otra dosis de energía. No necesito estar atento a mis anillos de actividad mientras corto cebolla o preparo el salmón.
Puede parecer que hay días en los que cargo el Apple Watch varias veces, pero lo cierto es que eso ocurre en contadas ocasiones. Por norma general, sigo una rutina bastante constante: lo pongo a cargar a primera hora de la mañana, como ya comenté antes, y lo dejo hasta que alcanza el 100%. Es un método que rara vez falla entre semana. Donde sí varía es durante los fines de semana, ya que al cambiar mi rutina y pasar menos tiempo en casa por planes de ocio, ajusto los momentos de carga según mis actividades. En esos casos, aprovecho ratos puntuales como mientras me ducho o cocino, en función de cómo se presente el día.
Esta es la manera en la que yo me aseguro de tener el Apple Watch siempre con batería, y créeme, la cabeza lo asimila rápidamente y no se te olvidará nunca ponerlo a cargar. Al final, no se trata solo de saber cuándo es mejor cargar el Apple Watch, sino de hacerlo sin que afecte a tu día a día. La clave está en observar tu rutina y encontrar esos pequeños huecos en los que no lo necesitas, y hay más de los que piensas.