Tener un MacBook es, para muchos, sinónimo de fiabilidad, diseño y rendimiento, y cómo no, de felicidad y placer por el simple hecho de poder disfrutarlo. Y precisamente por eso es por lo que hay que intentar mimarlo como si fuese nuestro hijo, ya que a pesar de ser extremadamente avanzado, no es inmortal. De hecho, hay gestos cotidianos que realizamos casi sin darnos cuenta y que, con el paso del tiempo, van dañando componentes clave del equipo.
Puede que pienses que estás cuidando bien tu Mac, pero si te ves reflejado en alguno de estos errores comunes, lo más probable es que estés acortando su vida útil sin saberlo. Te contamos cómo mantener el MacBook como nuevo.
Cómo cuidar el MacBook: batería y uso
Uno de los más habituales tiene que ver con el ciclo de carga de la batería. Muchos usuarios mantienen el MacBook siempre conectado al cargador, incluso cuando está al 100%. Aunque Apple ha mejorado la gestión energética con los chips de la serie M, y bien es cierto que al llegar al máximo deja de recibir carga, mantener la batería constantemente al máximo de carga puede degradarla con el tiempo. Lo ideal es mantenerla entre un 30 % y un 80 %, desconectando el cargador de vez en cuando para permitir que el sistema optimice su uso. Además, desde macOS Catalina, Apple incluye la Carga optimizada que aprende de tus hábitos y evita cargar la batería por completo hasta que realmente lo necesites.
Otro error es el uso del MacBook sobre superficies blandas como una cama o un sofá. Este gesto, tan común como cómodo, bloquea los conductos de ventilación del portátil, lo que puede provocar un aumento de temperatura que podría dañar los componentes internos. El calor es uno de los peores enemigos del rendimiento y la durabilidad de cualquier equipo electrónico. Si acostumbras a usarlo en estos entornos, considera apoyarlo al menos en una bandeja rígida que permita la circulación del aire.
La limpieza también es clave y, curiosamente, uno de los aspectos más descuidados. Muchos usuarios no limpian su MacBook con la frecuencia adecuada, y esto puede derivar en la acumulación de polvo en las rejillas, el teclado y la zona de ventilación. Ese polvo, además de obstruir el paso del aire, puede generar humedad y provocar fallos en los componentes internos. Basta con un paño de microfibra seco y aire comprimido para mantenerlo a raya. No uses productos de limpieza agresivos ni líquidos que puedan colarse por las ranuras del equipo.
Presta atención a estos detalles del MacBook
¿Y qué pasa con el almacenamiento? Llevar el MacBook siempre al límite de capacidad es otro hábito que no le hace ningún bien. Cuando el sistema no tiene espacio suficiente para trabajar con memoria virtual, el rendimiento cae y se produce un desgaste mayor de la unidad SSD. Lo recomendable es dejar siempre al menos un 15 o 20 % del disco libre. Puedes usar herramientas como la función de Optimizar almacenamiento de macOS para ayudarte a liberar espacio sin borrar archivos importantes.
Para terminar, queremos mencionar otro fallo muy común, el de cerrar el MacBook con objetos sobre el teclado, como auriculares, papeles o incluso el protector de la webcam. Aunque parezca inofensivo, puede generar presión sobre la pantalla y acabar causando grietas o problemas en el panel. También es recomendable no presionar la tapa con fuerza al cerrarla, especialmente en modelos con pantallas finas y bordes reducidos. Esto es vital, ya que sustituir la pantalla es prácticamente lo peor que puede pasarle a tu preciado equipo.
Cuidar un MacBook no requiere medidas extremas, pero sí un poco de conciencia y uso de razón en el día a día. Revisar estos hábitos y corregirlos a tiempo puede marcar la diferencia entre un portátil que funciona como nuevo durante años y otro que empieza a fallar antes de lo esperado.