Cansado de notificaciones en mi iPhone, he descubierto en este ajuste la solución que tanto tiempo llevaba buscando
Pese a que nuestro iPhone es un dispositivo cada vez más completo y puede ser la mejor herramienta de productividad, también es una fuente inagotable de distracciones. Esta es la solución que yo he encontrado para minimizar los estímulos externos que llegan desde todas mis aplicaciones en los momentos en los que quiero desconectar de la rutina del día a día.
Un simple vistazo al estado de la batería de nuestro iPhone es más que suficiente para conocer las infinitas aplicaciones que utilizamos en el día a día. En función del tipo de perfil que seas, es posible que la app de Mail, la de Instagram y la de WhatsApp o Telegram se encuentre en los primeros puestos entre aquellas que más batería consumen a lo largo de la semana.
Pese a que cada una de ellas está pensada para cubrir una necesidad puntual, si observamos su funcionamiento encontramos rápidamente un mismo denominador común: la cantidad de notificaciones que recibimos. Raro es el momento en el que nuestra pantalla no se enciende cada pocos minutos por algún mensaje, un like en nuestra última storie o un mail de alguna de las infinitas suscripciones que tenemos activas.
Y todo lo anterior puede llegar a suponer un verdadero problema en diferentes momentos del día. Como es, por ejemplo, cuando nos sentamos en el sofá para disfrutar de un rato en familia mientras vemos alguna serie o cuando queremos desconectar del día a día leyendo algún libro. Por suerte, nuestro iPhone tiene soluciones para todo y, si sabemos cómo gestionarlo, también vamos a poder desconectar de las notificaciones cuando más lo necesitamos.
Que el iPhone no te controle, aunque te cueste
¿Cuántas veces te ha ocurrido que has cogido el móvil y, tras desbloquearlo, no has sabido qué ibas a mirar? No te preocupes, nos pasa a muchos y es, en cierto modo, normal. La razón es que a medida que nuestro iPhone es cada vez más completo, son muchas las razones que tenemos para cogerlo: consultar nuestro próximo entrenamiento según la planificación de nuestro entrenador, el tiempo que va a hacer mañana o a qué hora va a ser más barata la luz para poner la lavadora, entre otros muchos ejemplos.
El problema llega cuando coger nuestro iPhone para mirar algo, incluso si no sabemos qué, es cada vez más frecuente y nos impide seguir con tranquilidad la lectura de un libro, una película con nuestra pareja o, simplemente, salir a dar una vuelta por nuestro barrio sin que podamos estar un buen rato sin consultar su pantalla.
Tras mucho reflexionar sobre cómo evitar este hábito y reducir las horas de uso de nuestro iPhone, he encontrado en las automatizaciones que nos ofrecen los modos de concentración la respuesta que necesitaba. Y, desde entonces, he logrado reducir considerablemente las distracciones de mi iPhone, con su correspondiente impacto en mi salud mental.
Automatiza tus modos de concentración
Los modos de concentración de nuestro iPhone son una de esas características que todos conocemos, pero que hasta no vamos a configurarlas no somos conscientes de todo el potencial que tienen.
Pese a que nuestro dispositivo nos permite crear un nuevo modo de concentración, también nos puede servir el clásico de “No molestar”, si no queremos dedicar una gran cantidad de tiempo a configurarlo. En mi caso, he optado por reducir de manera drástica todas las notificaciones y, por ende, no me he detenido a crear excepciones, pero también se puede hacer si tienes alguna aplicación de la que te interese recibir notificaciones, incluso cuando quieres desconectar del día a día.
Como podemos comprobar en la captura que adjuntamos en la parte superior, podemos establecer diferentes reglas para prohibir que nuestras notificaciones puedan molestarnos: podemos definir un horario, una ubicación o una aplicación. Esta última opción es muy interesante si queremos que, por ejemplo, cuando tengamos la aplicación de Libros de nuestro iPhone abierta, no queremos que ningún WhatsApp nos moleste. Sin embargo, lo más fácil es que establezcamos, inicialmente, un horario. Y progresivamente vayamos añadiendo más filtros. En función de tus hábitos, el horario puede ser diferente, pero un buen horario tipo puede ser de 22 a 6, por ejemplo.
Valora la posibilidad de que, mientras este modo esté activo, un pequeño grupo de personas sí que te puedan llamar en caso de urgencia. Pueden ser tus contactos favoritos y serán los únicos números que sí que podrán hacer sonar tu teléfono mientras estás disfrutando de un rato de lectura.