Cada vez que alguien menciona productos de forma casual y al poco tiempo ve anuncios relacionados en su móvil, salta la sospecha: “¿me está escuchando el iPhone?”. La idea de que los smartphones espían nuestras conversaciones para mostrarnos publicidad personalizada se ha convertido en uno de los mitos digitales más extendidos.
Y aunque la respuesta corta sería que no, la realidad es más compleja, y el funcionamiento del sistema puede dar pie a pensar lo contrario.
No des permiso a las apps para usar el micrófono
Para empezar, Apple ha construido gran parte de su reputación reciente sobre el respeto a la privacidad del usuario. En su web oficial y en múltiples eventos públicos, ha asegurado en reiteradas ocasiones que no accede a las conversaciones privadas ni utiliza el micrófono del iPhone para escuchar a los usuarios sin su consentimiento. En teoría, solo se activa la escucha cuando decimos “Oye Siri” (si lo tenemos activado), momento en el que el dispositivo comienza a procesar la orden. Según Apple, ese procesamiento ocurre mayoritariamente en el propio dispositivo, sin enviar el audio a sus servidores, dándole un extra de seguridad.
Sin embargo, la desconfianza no está ahí sin motivo alguno. Muchas personas han hecho el experimento de hablar repetidamente sobre un tema cerca del móvil y después les han aparecido anuncios relacionados en redes sociales como Instagram o Facebook. Esto, sumado a la falta de transparencia de algunas aplicaciones, alimenta la sensación de que hay algo oculto detrás. Aunque no existen pruebas concluyentes de que el iPhone esté escuchando activamente nuestras conversaciones para alimentar algoritmos de publicidad, sí hay razones para que la coincidencia sea tan habitual.
La primera explicación está en los permisos que damos a ciertas aplicaciones al instalarse. Algunas apps solicitan acceso al micrófono sin anunciarlo muy bien, por lo que el usuario lo pasa por alto. En muchos casos, no necesitan ese acceso para funcionar, pero lo piden por defecto. Aunque Apple ha reforzado en los últimos años los controles sobre estos permisos, no todos los usuarios revisan qué apps tienen ese acceso activado. Esto significa que, si bien Apple no escucha, una app maliciosa con los permisos adecuados sí podría hacerlo.
Por otro lado, los sistemas de publicidad digital actuales son extremadamente sofisticados. Los algoritmos de Meta, Google y otros gigantes tecnológicos cruzan miles de datos para predecir tus intereses, desde las búsquedas que haces hasta las ubicaciones que visitas, los enlaces que abres o incluso las personas con las que hablas por mensaje. Es posible que, si tú y un amigo estáis hablando de un producto y luego los dos veis anuncios relacionados, el sistema simplemente haya detectado que estáis conectados digitalmente y ha inferido vuestro interés. El resultado es tan preciso que puede parecer que os han escuchado, cuando en realidad se trata de inferencias algorítmicas.
Además, la memoria selectiva juega un papel importante. Muchas veces estamos expuestos a publicidad constantemente, pero solo recordamos los anuncios que coinciden con algo que hemos mencionado. Ignoramos todos los banners que no tienen relación con nosotros y nos sorprendemos cuando uno encaja con una conversación reciente.
Por tanto, no hay pruebas sólidas de que el iPhone escuche activamente tus conversaciones para mostrarte anuncios. Apple ha construido su sistema operativo sobre principios de privacidad, y el uso del micrófono está regulado y es visible para el usuario. Sin embargo, el comportamiento de ciertas apps, la cantidad de datos que recopilan las plataformas publicitarias y los sesgos de percepción del propio usuario pueden hacer que parezca que nos vigilan de verdad. Y aunque probablemente no te escuchen, la idea de que podrían hacerlo ya es suficiente para mantenernos alerta.