Apple lanzó su primer modelo de Apple Watch en el año 2015. Lo hizo con la esperanza de que se convirtiese en el smartwatch más vendido del mundo, y lo consiguió. Con el tiempo pasó de ser una mera replica del iPhone en la muñeca, a un dispositivo centrado en la salud y el deporte que ayuda a tener un mejor seguimiento de nuestro cuerpo y de nuestro estado general. Sin embargo, parece que ha llegado a un techo. Cada año las actualizaciones son menores. De hecho, en la mayoría de ellas ni siquiera cambia el procesador. No hay nuevos sensores ni nada que justifique comprarse el último modelo. El Apple Watch SE ha convertido en un producto atemporal, y quien tenga, por ejemplo, un Apple Watch Series 7, no conseguirá distinguirlo del Apple Watch Series 9, porque no hay diferencia. En definitiva: el Apple Watch no da para más.
El Apple Watch ha alcanzado (o está a punto de alcanzar) con bastante seguridad el límite de su capacidad potencial. Está muy cerca de convertirse en aquello en lo que Apple pensó cuando lo lanzó en 2015, y en una o dos generaciones más, no se podrá mejorar más. Ya hemos visto como estos últimos años los californianos han ido estirando su vida útil lanzando unas versiones de Apple Watch muy conservadoras, con a penas novedades, en lo que parece un intento de ganar tiempo para buscar soluciones antes de llegar a ese punto en el que ya no se puede hacer nada. Sin embargo, eso acabará pasando tarde o temprano —más bien temprano— y en Cupertino no hay nada que puedan hacer.
El Apple Watch está en problemas
Como mucho, centrar sus esfuerzos en otros dispositivos que permitirán márgenes de mejora, y que el Apple Watch pase un ciclo de lanzamientos en el que se mejore el procesador cada año, y las novedades que destaquen vayan a ser de software. Esto no es nada nuevo. Está sucediendo también con el iPhone. Cada año hay menos novedades porque se está alcanzando el techo tecnológico, por eso se lanza Apple Intelligence y se limita al iPhone 15 Pro y siguientes. Es una forma de atraer a compradores a los últimos modelos, pues a nivel de hardware tampoco ofrecen nada que pueda llamar la atención de quien tenga un iPhone 14 Pro. Pero si con los últimos iPhone puede utilizar Apple Intelligence y con el suyo no, quizás se lo piense.
En el caso del Apple Watch, no hay ni un solo usuario que tenga un Apple Watch Series 6 o superior que vaya a ganar nada por actualizar al Apple Watch Series 9. Es una de las razones por las que se lanza también el Apple Watch Ultra. Puede que este año, al lanzarse el Apple Watch X, las ventas vayan a ser superiores por el rediseño y por el marketing de que sea la décima edición. Sin embargo, más allá de eso, el Apple Watch va a necesitar de software muy importante y exclusivo para los últimos modelos si quiere seguir vendiendo las unidades que vende. Está llegando a un punto crítico, y en california han sabido verlo.