La batalla tecnológica entre Apple y Microsoft es una de las rivalidades más emblemáticas de la historia de la tecnología, simbolizando no solo la competencia entre dos gigantes de la industria informática, sino también dos visiones distintas del futuro. Apple, fundada por Steve Jobs y Steve Wozniak en 1976, se enfocó en crear ordenadores personales con un diseño innovador y una interfaz de usuario intuitiva. Por su parte, Microsoft, fundada por Bill Gates y Paul Allen en 1975, se centró en desarrollar software, siendo su sistema operativo MS-DOS y posteriormente Windows los pilares de su éxito.
A lo largo de las décadas, esta rivalidad se ha manifestado en múltiples frentes: desde disputas legales y campañas publicitarias agresivas, hasta innovaciones tecnológicas que han definido el rumbo de la computación personal. En los años 80, la confrontación se intensificó cuando Microsoft lanzó Windows, una interfaz gráfica que competía directamente con el sistema operativo de Apple, Macintosh. Esta tensión continuó en los años 90 y 2000 con el dominio de Windows en el mercado de PC y la creciente popularidad de los productos de Apple, como el iMac, el iPod, y más tarde, el iPhone y el iPad.
Microsoft, no era necesario
En la jornada de ayer, Microsoft presentó los nuevos Surface Laptop y lo hizo de una manera totalmente ofensiva y fuera de lugar. En el evento, decidieron utilizar al potente MacBook Air de Apple como conejillo de indias, tratando de dejarle en evidencia al comparar su rendimiento con el de los nuevos equipos de Microsoft.
Se trata de una injustificada acción que no ha sentado nada bien a los seguidores de Apple, quienes se han acordado del bueno de Steve Jobs, que de haber visto este anuncio contra su compañía, no hubiera sido capaz de quedarse inmóvil.
En la presentación, Microsoft hacía una detallada comparativa en la que aparecía su nueva laptop y el MacBook Air con chip M3, ambos realizando un proceso de edición de fotos de alta calidad, con un alto requerimiento en términos de rendimiento. El resultado, daba por ganador al nuevo dispositivo de Microsoft, que aparentemente realizaba los procesos de una manera más rápida que el portátil de Apple.
Esta práctica de comparar sus productos con los de Apple, ha sido una estrategia recurrente a lo largo de los años en las presentaciones y campañas publicitarias de Microsoft. Esta táctica puede interpretarse de varias maneras, y una de las críticas más comunes es que resulta triste o indicativo de una falta de confianza que Microsoft sienta la necesidad de mencionar los productos de Apple para resaltar las capacidades de los suyos propios.
Genialidad o carencia
Sin embargo, esta estrategia también puede ser vista como una admisión de la influencia dominante de Apple en ciertos mercados, especialmente en el ámbito de las computadoras portátiles y los dispositivos móviles premium. Al mencionar a Apple, Microsoft reconoce implícitamente que los consumidores están comparando sus productos con los de la empresa de Cupertino, lo cual es una prueba más del poder de la marca de la compañía de Cupertino.
Steve Jobs planteaba la guerra entre Microsoft y Apple como una batalla épica de innovación versus conformismo. Según Jobs, Microsoft carecía de creatividad y se enfocaba en copiar y replicar, mientras que Apple se centraba en la originalidad y la excelencia en el diseño. Jobs veía a Apple como el valiente David contra el gigante Goliat de Microsoft. Esta rivalidad se manifestaba en campañas publicitarias como Think Different y en productos revolucionarios que desafiaban el status quo. Para Jobs, la competencia con Microsoft no solo era comercial, sino también una lucha por la visión y el espíritu de la industria tecnológica.
Aunque la comparación directa con Apple puede ser una táctica de marketing útil para Microsoft, también refleja una dinámica competitiva donde la compañía se posiciona en respuesta a un rival muy influyente, lo que algunos consideran una señal de que Microsoft siente la necesidad de validarse frente al éxito y la popularidad de los productos de Apple.