Si tienes un Mac delante, basta con echar un vistazo al teclado para encontrarlo: un pequeño icono con forma de flor de cuatro pétalos que aparece grabado en la tecla command (⌘). Está ahí cada vez que haces un atajo de teclado.
Lo ves en los menús del sistema, lo has pulsado cientos de veces para copiar y pegar o hacer capturas de pantalla, pero lo curioso es que Apple no lo creó. Y es que ni siquiera nació en Estados Unidos.
Origen de la tecla comando del Mac
El origen del símbolo ⌘ se remonta a los países escandinavos, en concreto a Suecia y Finlandia, donde se utilizaba desde hace décadas para indicar lugares de interés cultural o puntos de referencia en mapas y señales de tráfico. Se le conoce como “símbolo de lugar de interés” y tiene varios nombres curiosos: algunos lo llaman ‘Saint John’s Arms’, otros lo comparan con un nudo céltico, una flor cuadrada o incluso una fortaleza vista desde el cielo. Pero lo cierto es que Apple se lo encontró por accidente.
Corría el año 1983 y el equipo de diseño de Macintosh se enfrentaba a un problema: la interfaz gráfica estaba lista, los menús comenzaban a tomar forma, pero necesitaban un símbolo para acompañar la tecla que daría acceso a casi todos los atajos del Mac. Steve Jobs, que por entonces estaba profundamente involucrado en cada detalle del diseño, detestaba ver el logo de Apple repetido por todas partes. Les dijo algo como: “¡No quiero ver nuestra manzana por todo el menú!”
Fue entonces cuando Susan Kare, la diseñadora gráfica responsable de buena parte de la iconografía original del Mac, comenzó a buscar alternativas. En uno de sus paseos por un libro de símbolos tipográficos, encontró este icono escandinavo y pensó que tenía potencial. Era simple, reconocible y no se parecía a nada más del teclado. Lo presentó como opción, y el resto es historia.
El símbolo ⌘ fue adoptado como la nueva marca de la tecla comando o command, reemplazando así el uso del logo de Apple en los menús. Desde entonces, se convirtió en un icono inseparable del sistema operativo macOS. Y aunque mucha gente lo asocia ya con la marca, sigue siendo, técnicamente, un préstamo cultural de la señalética nórdica.
Lo interesante es que el símbolo ha generado todo tipo de interpretaciones. Algunos usuarios creen que representa una flor, otros ven un castillo medieval, e incluso hay quien dice que parece un molino de viento. Lo que está claro es que se ha convertido en uno de los emblemas más reconocibles del ecosistema Apple, a la altura del propio logotipo de la manzana mordida.
Hoy en día, la tecla comando y su símbolo están en millones de dispositivos de Apple en todo el mundo. Y aunque ahora lo usamos casi sin pensar, detrás hay una historia de inspiración gráfica, decisiones de diseño y herencias culturales que pocos conocen. Es un ejemplo perfecto del detalle que Apple cuida en sus productos.
Así que la próxima vez que pulses ⌘ + C o ⌘ + V para copiar o pegar algo, recuerda que estás utilizando un símbolo ancestral que nació en los bosques escandinavos, pasó por las señales de tráfico del norte de Europa y acabó convirtiéndose en una pieza clave de uno de los sistemas operativos más icónicos del planeta.