La próxima generación de iPhone traerá consigo una gran cantidad de cambios que van a ser rompedores, entre ellos, la incorporación del conector USB tipo C. No obstante, en este post te vengo a contar, desde mi punto de vista, el por qué no voy a apostar por la próxima generación de teléfonos de Apple, al menos, en el momento de salida. Y es que, al menos en mi caso, no siempre las últimas novedades se van a adaptar a mis necesidades o expectativas de uso.
El motivo principal: Alargar al máximo la vida útil de mi iPhone actual
Desde noviembre del 2018 que estoy con mi iPhone XR. Y hasta la fecha, ha sido el mejor teléfono que he tenido en mi vida. No es una exageración, porque se trata de un dispositivo el cual he podido exprimir al máximo (y lo sigo haciendo) en muchos aspectos. Si este iPhone se puede definir en dos palabras es «compensación perfecta».
Muchísimos teléfonos que este 2023 van a cumplir 5 años no pueden presumir de seguir recibiendo soporte oficial por parte del fabricante, y mucho menos, que sigan funcionando (casi) como el primer día, para la gran mayoría de tareas que se puedan llevar a cabo en un uso medio, a caballo entre lo personal y lo profesional. Es por eso que el principal motivo es el de la «no-necesidad».
Además, hay que tener en cuenta que estos dispositivos tienen un precio elevado. Y si la intención es adquirirlo para que perdure en el tiempo, la mejor amortización es mantenerlo lo máximo posible, teniendo en cuenta la inversión inicial llevada a cabo.
El sistema de cámaras
Las fotos y los vídeos de los iPhone son uno de sus grandes reclamos en cuanto a ventas. Ciertamente son unas de las mejores cámaras en dispositivos móviles que hay en el mercado. Ahora bien, en mi caso particular, no priorizo la cámara, por muy buenas fotos que pueda llegar a sacar.
La cámara del iPhone XR, a pesar de los muchos avances que tienen el resto de modelos, es más que suficiente en mi día a día. Y lo cierto es que gracias a las diferentes mejoras en el software, ahora mi teléfono sabe sacar mejores fotos que hace unos años.
Y si hablamos del terreno profesional, actualmente dispongo de cámaras con las que tomar las diferentes fotos y vídeos que pueda necesitar para el trabajo. Por lo que, el hecho de apostar por este nuevo teléfono sólo por la cámara, no es un factor de peso.
Hablemos del USB tipo C
El iPhone con conector Lightning tiene los días contados. Es cierto que se trata de un tipo de entrada que ya está (prácticamente) obsoleta en cuanto a prestaciones, si tenemos en cuenta lo que es capaz de hacer el USB reversible.
Ahora bien, en estos momentos todo mi ecosistema de accesorios para el iPhone se basa en el conector Lightning. Y aunque esta nueva entrada sea un estándar, mi pregunta es más bien en el sentido contrario: ¿Qué hago yo entonces, con todos los adaptadores y cables Lightning que tengo?
Dispongo de dos adaptadores para auriculares, un lector de tarjetas SD, un conversor de Lightning a 30 pines y un adaptador de Ethernet. Al margen de los tres o cuatro cables Lightning que ya tengo, para cargar el resto de dispositivos como el iPad, el iPod Touch o los AirPods. Actualmente, el único dispositivo Apple que tiene USB tipo C es mi MacBook Pro del 2017, por lo que volver a comprar los mismos adaptadores que ya tengo para el iPhone con USB tipo C (para mi MacBook tengo sólo algunos, y con dos conexiones), en mi caso no me sale rentable.
El futuro dirá si cambio de opinión, pero lo que parece claro es que, a día de hoy, muy bien tiene que hacer las cosas Apple para que en septiembre decida pagar 1300 euros en adelante por su nueva unidad.