Donald Trump ha vuelto a dar un paso en firme en la guerra arancelaria contra Apple y esta vez sí parece ser definitivo y, lo peor de todo, es que repercutirá directamente en nuestro bolsillo. La llegada del iPhone 17 podría venir acompañada de una noticia nada agradable para los clientes: una subida de precio.
En esta ocasión, no se trata de una nueva filtración ni de un rumor reciente, sino de una realidad derivada de la política comercial de Donald Trump. El mandatario estadounidense ha confirmado que a finales de junio de 2025 entrará en vigor un arancel del 25% sobre todos los smartphones importados a Estados Unidos, afectando de lleno a Apple y al iPhone.
Aranceles confirmados del 25% a Apple
Durante su primera etapa en la Casa Blanca, Trump ya había presionado a Apple para que trasladase la fabricación de sus dispositivos a Estados Unidos. En aquel entonces, la compañía logró evitarlo mediante negociaciones que el propio Tim Cook lideró, logrando exenciones arancelarias que le permitieron mantener su estrategia global sin grandes cambios. Pero esta vez, todo indica que no será así.
Según las declaraciones recientes del presidente, la nueva tasa se aplicará a todas las marcas por igual, sin excepciones. Ni Apple ni el resto de fabricantes podrán esquivar el arancel si importan sus productos desde el extranjero. “Cuando fabriquen aquí, no habrá tarifa”, dijo Trump, sugiriendo que cualquier otra opción será penalizada. Lo que parece una medida para fomentar la industria nacional, en realidad choca con la cruda realidad: Estados Unidos carece de la infraestructura necesaria, la mano de obra cualificada y los costes de producción competitivos que sí tienen China o India, habituales sedes de fabricación de productos tecnológicos.
Apple lo sabe, y por eso lleva años reforzando su presencia en India. Según los últimos datos revelados por la propia compañía, cerca del 50% de los iPhone vendidos en EE. UU. durante el segundo trimestre de 2025 fueron fabricados allí. La estrategia de diversificación funcionó como medida de emergencia para esquivar tarifas más agresivas, como el 145% impuesto a productos procedentes de China. Sin embargo, el nuevo arancel de Trump no distingue entre países de origen y será un 25% para todos.
Consecuencias de los aranceles
Y aquí llegan las consecuencias. Apple ya estimó en mayo que tendría que destinar 900 millones de dólares solo en ese trimestre para mitigar el impacto de los aranceles existentes. Con este nuevo escenario, esa cifra se quedará corta. Además, dado que la producción en masa del iPhone 17 comienza tradicionalmente en julio o agosto, no hay unidades almacenadas que puedan servir para capear el temporal. Es decir, el nuevo iPhone llegará al mercado con un recargo que difícilmente podrá ser absorbido por Apple sin afectar al consumidor final.
De esta manera, los iPhone 17 serán notablemente más caros en Estados Unidos. Esto podría frenar la demanda, especialmente en un mercado saturado donde el ciclo de renovación se ha ido alargando con los años. Veremos también si Samsung o Google se ven beneficiados, siempre y cuando logren fabriquen en Estados Unidos o logren negociar con éxito condiciones especiales.
Por si fuera poco, esta medida podría desencadenar una nueva guerra comercial, ya que aumentar los aranceles a productos tecnológicos no solo afecta a las empresas, sino también a millones de consumidores. La economía digital global está demasiado interconectada como para pensar que una sola nación puede forzar la vuelta de la producción a su territorio.