Continúa el pulso entre Apple y la Unión Europea. La organización está llevando a cabo una serie de medidas regulatorias de cara a las praxis de grandes empresas tecnológicas. Desde el hardware, hasta el software. Uno de los movimientos más claros ha sido la incorporación del USB tipo C. No obstante, además de los diferentes estándares que se pretenden que Apple implemente, ahora los de Cupertino han llevado a cabo una estrategia de defensa un tanto curiosa.
El protagonista de esta historia es el navegador de internet Safari. Diseñado y desarrollado por Apple, es el navegador por excelencia dentro del ecosistema, pues se trata de una solución propia. Y ante las materias reguladoras de la UE al respecto de este navegador, los de la manzana mordida han ideado una estrategia. ¡Te la contamos!
Safari no es un navegador. Son tres.
De acuerdo a lo que explican desde el medio de noticias de haba inglesa MacRumors, «Apple recientemente ha dicho que Safari son tres navegadores diferentes». Pero, ¿Por qué este movimiento? Según explican, el pasado mes e agosto, de este mismo año 2023, App Store y Safari fueron considerados por la Comisión Europea como «plataformas de barrera de entrada».
A efectos prácticos, esto tiene que ver con el aperturismo de estos sistemas, de cara a la implementación de herramientas y software de terceros, para evitar una plataforma hermética. «Esta clasificación implica que ahora Apple debe asegurar que estas plataformas se adhieren a linealidad de actuación de los requerimientos de Mercados Digitales, como por ejemplo, permitir otras motores de navegación, otros sistemas WebKit y la instalación de tiendas de aplicaciones de terceros», explican.
Por tanto, si Apple es acusada de tener un sólo navegador predeterminado en todos los productos de su ecosistema, entonces la solución que han ideado desde Cupertino es decir que no tienen un único navegador. Si no decir que tienen tres.
Tres sistemas, tres navegadores. Fácil, sencillo y para toda la familia.
Apple tiene varias líneas de producto bien diferenciadas entre ellas. Y estos productos montan sistemas operativos diferentes, aunque compartan muchas similitudes. El Mac, es un ordenador. y su sistema es macOS. El iPad, una tableta. Y su sistema es iPadOS. El iPhone, un teléfono. Y funciona con iOS.
Al ser estos tres dispositivos (junto con sus respectivos sistemas operativos), elementos diferentes, y al montar estos una versión de Safari adaptada, aquí tenemos la fórmula. Cada versión de Safari no es un navegador adaptado. Si no que se trata de un navegador diferente, integrado en cada sistema, cuyo elemento en común es el nombre de Safari.
«Son diferentes y sirven para diferentes propósitos», explican. Para ello, han jugado con diferentes funcionalidades que están en un sistema operativo, pero que no están en otro. Y viceversa. Además, debido a que el propósito de un dispositivo es diferente al que pueda tener otro, entonces la finalidad que tiene Safari en un iPhone no va a ser la misma que tiene Safari en un Mac.
Por lo que estamos en un terreno en el que Apple ha usado tres ingredientes principales, para confeccionar un plato bien presentado, que es esquivar las medidas regulatorias en la medida de lo posible.