¿Y si te dijera que tu MacBook Air M3 puede ser también una consola? No es un titular exagerado ni una frase sacada de una película de ciencia ficción. Durante una semana, decidí poner a prueba mi portátil no solo como herramienta de trabajo, sino como videoconsola, y los resultados me sorprendieron más de lo que esperaba.
Siempre se ha dicho que los Mac no son para jugar, y hasta cierto punto, esa afirmación tenía fundamento. Su sistema operativo, macOS, no ha sido históricamente la plataforma favorita de los desarrolladores, y Apple no ha puesto el foco en el gaming como sí lo ha hecho Microsoft.
Jugar con un MacBook Air es posible
Pero con la llegada de los chips Apple Silicon, la historia ha empezado a cambiar. Mi MacBook Air con chip M3 y 16 GB de memoria RAM, sin ventiladores y con un diseño ultrafino, ha demostrado estar más que preparado para ofrecer una experiencia de juego más que decente.
Conecté un mando de PS5 por Bluetooth y en cuestión de segundos ya estaba navegando por el launcher de Steam. Sí, Steam. Muchos juegos no están disponibles para macOS, es cierto, pero cada vez hay más títulos optimizados o compatibles de forma nativa. Empecé por lo sencillo: Stardew Valley, Hades y Cuphead. Juegos que no necesitan gráficos ultra para ser disfrutables. Todos corrieron sin problema, con una fluidez excelente y sin calentamientos ni caídas de rendimiento.
Después quise subir el nivel: Batman Arkham City, que ya lo jugué en PS4 en su día y me encantó, Sim City 4 Deluxe (el mejor para relajarte) y Resident Evil 4. De nuevo, todo perfecto. La batería duraba más de lo esperado y el portátil seguía funcionando como si nada. La ausencia de ventiladores no fue un problema. El M3 mantiene una temperatura controlada incluso en sesiones largas de juego, lo cual me pareció sorprendente. En ningún momento tuve la sensación de estar forzando la máquina, que es lo que más me preocupaba.
Eso sí, si eres un gamer de los que necesitan tener los gráficos al máximo, 4K y 120 fps en títulos triple A, el MacBook Air no es tu equipo. Baldur’s Gate 3, por ejemplo, corre decentemente en ajustes medios, pero se nota que está en el límite de lo que el sistema puede ofrecer sin comprometer fluidez. Títulos como Resident Evil Village, que ahora está disponible en Mac, también funcionan con ajustes optimizados, pero aquí ya hay que ceder en resolución o calidad gráfica. No es una PlayStation 5 ni una RTX 4080, y tampoco pretende serlo.
Lo que sí es cierto es que Apple está dando pasos importantes en esta dirección. El nuevo Game Porting Toolkit ha hecho que algunos estudios empiecen a mirar hacia macOS con otros ojos. Y con la llegada de servicios como GeForce NOW, jugar en la nube con calidad de consola es tan sencillo como tener buena conexión a Internet y abrir el navegador. De hecho, pude jugar Cyberpunk 2077 a máxima calidad desde Safari sin instalar nada más. Pura magia.
Mi conclusión es clara: el MacBook Air M3 no es un portátil gamer en el sentido clásico, pero sí es más que válido para una enorme mayoría de usuarios que quieren jugar de forma ocasional, sin complicaciones, y con buena calidad. Si ya tienes un mando y cuentas con una biblioteca decente de juegos compatibles, no necesitas más. El futuro del gaming en Mac pinta mejor que nunca, y si Apple sigue este camino, es posible que dentro de unos años la frase “en Mac no se juega” quede completamente obsoleta.
Así que si te preguntas si puedes usar tu Mac para jugar, la respuesta es sí. No es una consola, pero puede comportarse como una sin despeinarse. Al menos, así ha sido para mí.