Apple mantiene el mismo discurso cada año: Cuando presentan una nuevo dispositivo, automáticamente se convierte en el más potente y avanzado que la compañía ha creado jamás. Si bien es cierto que cada año se superan en lo que sacan, en la gran mayoría de las ocasiones, los diferentes productos que ya han sacado al mercado siguen siendo potentes, capaces y, sobre todo, útiles y funcionales.
Cada vez que los de Apple nos venden que «este iPhone es el mejor de la historia», me da la sensación de lo hacen dejando de dar la importancia a los modelos anteriores. Y no sólo eso, sino que además, en los últimos años, cualquier modelo Pro de anteriores remesas ha dejado de venderse en la web oficial, cuando se suponía que iban a ser teléfonos pensados para perdurar en el tiempo. Con todo ello, lo que vengo a decir es que, por mucho que Apple diga que cada teléfono que presentan cada año es el mejor, no pienso comprar cada generación que salga, y en este post te vengo a contar todos los motivos.
Porque no tengo necesidad
Una cosa es ser periodista de tecnología, y la otra, consumidor. Si bien es cierto que siempre tengo interés en conocer todas las novedades que se presentan en cada nueva generación, una cosa es el uso que le puedo dar de forma profesional a un dispositivo, en un momento determinado, y otra muy diferente es cómo voy a usar yo ese dispositivo, pero en mi día a día.
En ese aspecto más personal, no tengo la necesidad de ir cambiando mi teléfono todos los años, por la simple razón de que lo que me compro, y lo que me «llevo puesto» es suficientemente potente y fiable como para ser usado durante el máximo de tiempo posible. Y de hecho, si rizamos el rizo, estoy haciendo caso a una de las principales narrativas de Apple, la cual pasa por abanderarse de que sus teléfonos tienen muchos años de soporte oficial y, por ende, siguen siendo funcionales tras varios años de uso, a pesar del desgaste que pueda tener.
Porque quiero seguir usándolo con comodidad
El tener que cambiar de iPhone cada año, no es sólo tener que cambiar el dispositivo físico. También implica hacer un trasvase de información, entre un teléfono y otro, el cual no estoy dispuesto hacer. Sé que puede sonar raro, pero por mucho que me gusten las novedades del iPhone, no estoy dispuesto a perder el flujo de información y de uso de mi teléfono actual.
En mi caso, tengo un iPhone XR desde noviembre del 2018. Y desde entonces, todo lo que he ido guardando y haciendo en todos estos años, a pesar de que está en copias de seguridad, ha pasado por una mismo equipo, del cual ya tengo un hábito de uso y sé todo donde está. Para mi, lo que más valoro de un teléfono, es la comodidad a la hora de usarlo. Y sinceramente, hacer copias de seguridad no es algo que me apasione. Si tengo que repetir este mismo proceso todos los años, y tengo que renunciar a algo tan importante, tampoco me vale la pena mudarme de iPhone cada vez que salga uno nuevo.