El Studio Display es el monitor “económico” que salió al mercado para convertirse en el complemento ideal del Mac Studio, Mac mini y los MacBook. Sin embargo, despertó muchas críticas por su relación calidad precio, sobre todo, en un mercado tan saturado y competitivo como es el mercado monitores. Por ello, en este artículo, vamos a analizar los motivos por el cual no merece la pena comprar esta primera generación de Studio Display.
El precio
La más evidente de todas es el precio, el dispositivo tiene un precio que ronda los 1.700 euros, un precio muy elevado para la mayoría de los usuarios, sobre todo, si analizan el mercado y encuentran otros monitores a un precio mucho más económico, y que, incluso pueden comprar dos por el precio de uno, aspecto clave en diseñadores gráficos o personas que ejecutan código y que permiten trabajar con varios monitores en el día a día.
Por ejemplo, actualmente, hay alternativas en el mercado muy económicas como el Samsung M8 y el Huawei Mateview, dos monitores muy interesantes y que cuestan la mitad de precio. Actualmente, yo dispongo del monitor M8 de Samsung, que lo compré pensando en su precio con el mal sabor de poca de no tener el estudio display. Tras varios meses de uso, el monitor me ha acabado convencido y lo veo incluso una mejor opción que el Studio Display, ya que, me ofrece exactamente lo que necesito.
Ajustes ergonómicos limitados
Un monitor de este precio tiene que ofrecer todas las prestaciones posibles sin añadir costes adicionales. En concreto, nos referimos al soporte de montaje en VESA o el soporte ajustable de Apple. Este último se venden por separado y aumentarán aún más el costo, superando los 2.000 euros.
Algunos monitores de otras marcas ofrecen soportes con más flexibilidad de ajuste, que pueden permitirse subir o bajar la pantalla, girarla de lado de a lado o, incluso, girarla a 90 grados para un modo de pantalla vertical. Apple no incluye esto, siendo un hándicap para gran parte de sus usuarios. Por último, tampoco incluye el vidrio nanotexturizado, que incluye un porte adicional al ya de por sí un precio muy elevado.
Una cámara de gama baja
El Apple Studio Display cuenta con una cámara integrada denominando «Center Stage», esta tiene algunas características interesantes, como la capacidad de seguir automáticamente a la persona mientras se te mueves durante una videollamada.
El problema de ella radica en que la imagen suele ser suficiente para videollamadas y usos similares, pero no tiene una capacidad profesional, quedándose un paso atrás con cámaras de monitores de precio similar y, de monitores de menor gama.
Es cierto que Apple da la solución de conectar tu iPhone y utilizar la cámara del teléfono de la compañía de Cupertino. Sin embargo, es irrisorio que un dispositivo de ese precio necesites un complemento.
Sin HDR real ni brillo
El Studio Display incluye la tecnología HDR, el cual, es una tecnología que permite mostrar una gama más amplia de colores y un mayor contraste entre las áreas claras y oscuras de una imagen. Sin embargo, la crítica especializada ha señalado que no proporciona un HDR «real» o «verdadero». Esto se debe a que su brillo máximo, un factor importante para lograr un buen rendimiento HDR, no es tan alto como el de otros monitores HDR.
Por último, tenemos que destacar el brillo, el cual, no alcanza las cotas de brillo más altas del mercado. Es cierto que puede mostrar contenido HDR, pero no es capaz de mostrarlo con la misma intensidad de color o contraste que un monitor HDR verdadero.