La presentación del iPhone el 27 de junio de 2007 provocó una auténtica revolución sin precedentes en la industria de la telefonía móvil, provocando un crecimiento tecnológico y desarrollo sin precedentes, pasando las personas de tener un dispositivo que solo recibía llamadas a tener un auténtico ordenador en nuestro bolsillo. 15 años después, parece que la pócima está empezando a punto de caducar porque cada vez los dispositivos más aburridos. ¿Estamos ante el fin de la era dorada de la telefonía móvil? Vamos a verlo a continuación.
Todos los teléfonos son iguales
El diseño es uno de los aspectos que menos innovación hemos visto en los últimos años y lo peor de todo es que parece que estamos llegando a la punta de la cima en cuanto a desarrollo tecnológico.
Es cierto que el diseño de un dispositivo es un aspecto muy personal y muchas marcas intentan hacer que los dispositivos tengan una personalidad propia. Sin embargo, si observamos la mayoría de los dispositivos del mercado en su parte frontal, es muy complicado encontrar diferentes entre sí. Puede cambiar la posición del agujero, un notch o poner un agujero doble, pero en definitiva, todos son iguales.
La parte trasera es donde viene un poco la magia y es gracias al módulo de cámara, donde los fabricantes pueden jugar un poco con su imaginación dentro de unos límites técnicos. Más allá de la similitud entre los diseños, los colores son un claro ejemplo de que todos los fabricantes sacan los mismos colores, con colores cada vez menos rompedores y que destaquen entre sí. Prueba de ello lo tenemos con los iPhone 15 Pro, con una paleta de colores de menos llamativas que se recuerdan.
Los verdaderos cambios en la paleta de colores vienen siempre en la gama media o media premium, donde los fabricantes tienen menos miedo a innovar y cada vez lanzan más colores parecidos entre sí. Parece que los fabricantes entienden que los gama alta para ejecutivos de 77 años y los gama media para un público mucho más joven.
Falta de innovación
Más allá de los teléfonos plegables, (donde tengo un post analizando porque son un fracaso), la industria de la telefonía tiene un serio problema de innovación. Lo peor de todo es que no sabemos muy bien que mejorar, porque es muy fácil decir que los teléfonos son todos iguales, pero no tienes argumentos o aspectos sobre qué mejorar.
Quizás el verdadero problema es que nos hemos acostumbrado a una innovación irreal y tenemos que pensar que innovar es simplemente mejorar el producto en cada generación, conseguir que el procesador sea más eficiente, que las cámaras sean mejores, y la calidad del panel mejore años tras año. ¿Somos consciente de la inversión anual que hacen las empresas en mejorar sus productos?
Quizás la verdadera innovación y donde la industria está apostando más fuerte que nunca son en los teléfonos enrollables, que es la gran esperanza del sector. Obviamente, esta tecnología queda muchos años para su madurez, ya que no es lo mismo hacer un teléfono plegable que un teléfono enrollable.
La única empresa que de vez en cuando da muestras acerca de cómo irá el futuro de la telefonía y muestra un poco sobre en qué están trabajando es Samsung, que en sus presentaciones indica los siguientes pasos que dará la empresa surcoreana.
Precios
Por último, tenemos que destacar el precio. Hoy en día, vemos precios tan inaccesibles que acabamos perdiendo el interés en los dispositivos. Buena parte de la culpa de la crisis de este sector es el tema de los precios.
El 2022, se produjo una subida de precios generalizada en toda la industria, aspectos que ha continuado en 2023. A todo esto tenemos que añadir que estamos a puertas de una recesión en Europa, la inflación está haciendo estragos en muchos países y no creo que la solución sea subir precios, subir precios y subir precios, sobre todo cuando no estás ofreciendo algo demasiado diferencial a tus clientes.