Al igual como he hecho una pequeña review de mis primeras impresiones con el iPhone 15, hoy vamos a analizar el Apple Watch series 9 y como han sido mis primeras 48 h con el así como su sincronización con mi iPhone 15. Vamos a verlo a continuación.
Antes de entrar de lleno en este artículo, he de decir que este dispositivo ha salido de mi bolsillo, es decir, Apple no nos ha dejado ninguna unidad y no tenemos colaboración con empresas para obtenerlas a un precio más económico. Por tanto, estas primeras impresiones no van a ser una oda a las grandes funciones de este dispositivo, sino que va a ser una crítica realista y constructiva sobre que nos ha gustado y que no. En consecuencia, la sinceridad va a estar en todo momento por delante. Siempre duele gastarse 1.000 euros en un móvil, pero prefiero hablar claro y sincero que engañar a nuestros lectores que, al final, sois los que hacéis que este portal funcione.
Gratamente contento
La versión que he elegido es de 45 mm, es cierto que es un poco más grande y pesada que la generación más pequeña, pero este dispositivo siempre tengo la sensación de que se me hace pequeño y eso que tengo una mano relativamente pequeña. Quizás, la mejor opción para mí sería el Watch Ultra, pero sinceramente, se me va de precio.
El color que he elegido es el color medianoche, un Watch de color negro, pero no igual de negro que el iPhone 15 sino que es un color más tendente al azul. Me hubiera gustado que este año se mantuviese el color blanco estrella, pero Apple lo ha eliminado de la generación 15 y no quería tener un Watch con un color diferente al de mi iPhone.
Una vez comentada mi elección del color y tamaño, quiero decir que yo vengo de un Apple Watch SE de primera generación y que, a decir verdad, he notado muchísimas diferencias con respecto a mi dispositivo. Por tanto, en los Apple Watch si puedo decir que notad más cambio de una generación a otra que del iPhone X al iPhone 15.
Los cambios que más me han molado
El Apple Watch series 9 tiene una pantalla de 2.000 nits, lo que a simple vista ha mejorado notoriamente. De hecho, cuando volví a mí SE noté que la pantalla estaba todo el rato apagada y que tenía que forzar la vista para verlo. El brillo de la pantalla es algo que te adaptas rápidamente y parece que no es para tanto, pero una vez que lo pierdes como en mi caso cuando volví al SE, noté una diferencia muy importante. Su brillo lo he notado principalmente cuando estaba paseando a mi perra por la noche y miraba el dispositivo. Era brutal.
Otra de sus novedades más destacadas es el chip de banda de ultra ancha de segunda generación. Esto nos ayuda a poder encontrar el iPhone de forma mucho más precisa, aunque desafortunadamente, solo estará disponible para aquellos usuarios que tengan un iPhone 15. Personalmente, esta medida me ha venido muy bien porque yo lo tengo todo sincronizado con el Mac y, por tanto, tengo el móvil siempre perdido por la casa. Poder encontrarlo de forma tan rápida siempre viene muy bien.
Lo que me ha dejado más frío
El cambio que Apple más anunció a bombo y platillo en la presentación de la nueva generación Watch fue el chip S9, un nuevo procesador que presenta una arquitectura nueva y que mejora el rendimiento y la eficiencia energética de la unidad.
Desde el primer momento, si he notado que el procesador va mucho más fluido, las aplicaciones las abre de forma más rápida y cuando navegamos notamos que el Apple Watch no se traba ni se ha pillado, incluso aunque forcemos un poco el dispositivo. Ahora bien, no penséis que un salto de gigante con respecto al procesador que tenía mi SE de primera generación. De hecho, diría, que en el momento de la compra, mi SE iba igual de fluido que esta serie 9 y que su caída de rendimiento y por ende, sus diferencias con el series 9 puede deberse ya a que tiene varios años y los componentes están un poco más desgastados.