Adiós, Safari: me paso a Chrome hasta que Apple no arregle todos estos problemas
Safari es el navegador por antonomasia en el ecosistema de Apple. Y a pesar de que cuente con funciones muy útiles, lo cierto es que no puedo más con sus fallos. En este artículo te vengo a contar mi experiencia personal trabajando con el navegador de Safari a diario. Y cómo, después de más de cuatro años usándolo a diario, he llegado a un punto en el que he dicho «basta». Me paso a Chrome, y soy usuario de Mac. Y espero que Apple arregle todos los problemas, cuanto antes.
Trabajo creando contenido. Si me llevas leyendo un tiempo, sabrás que soy periodista y me dedico a la redacción y a la escritura. Trabajo usando aplicaciones, pero en el entorno web, Safari es quién manda. No obstante, esto va a cambiar.
Utilizo un MacBook Pro de 2017, con dos puertos Thunderbolt. La versión de macOS que tengo instalada es Ventura. Y aunque no me puedo quejar de cómo funciona el ordenador, en su conjunto, sí que me quejo de Safari. Porque están pasando cosas que jamás habría pensado que ocurrirían.
Se corta la conexión a internet
El ordenador está conectado a internet. Las aplicaciones que tengo abiertas, y que necesitan internet, responden como toca. La conexión Wi-Fi es estable. Pero, sin embargo, en Safari la conexión a la red se pierde. No sé por qué, pero de repente empiezan a saltarme mensajes de que el navegador no detecta la red.
¿Cuál es la solución que estaba llevando a cabo? Cerrar todo, volver a abrir, eliminar el historial y volver a abrir las webs. Y, sorpresa, todo vuelve a cargar con normalidad. Y, sin embargo, en ningún momento apago la red Wi-Fi del Mac. El navegador, simplemente, se queda atascado sin razón aparente, y lo más raro es que no consume a penas recursos en mi Mac. Pero este no es el único problema.
En entornos WordPress va fatal
No hay otra palabra para describir lo mal que me funciona Safari en los entornos WordPress. La gran mayoría de sitios web funcionan con esta plataforma. Cuando estoy redactando una noticia, todo parece ir bien. Hasta que llegamos al apartado de la Meta descripción.
Para no liarnos, este es un apartado en el que se escribe cómo se va a ver el artículo en buscadores. ¿Y qué es lo que ocurre? Teclas lentas, muy lentas. Demasiado lentas. Una letra tarda casi un segundo en ponerse en el recuadro de texto. Y si escribo con acentos, aquí se empiezan a entremezclar acentos, con caracteres y no me queda otra que borrarlo todo y empezar de cero. Y lo que podría llevarme segundos en completar, necesita un minuto o dos. La optimización es terrible, y me está haciendo perder tiempo en mi trabajo. Lo siento, Apple. Pero esta tampoco es uña última razón por la que me paso a Chrome.
Google Drive, directamente colapsa
Trabajo mucho con el entorno de Google Drive. Sobre todo, en las hojas de cálculo para manejar mi día a día. En Safari, cuando tengo la hoja abierta y cambio el tamaño de la ventana, he de volver a cargarla. Cada vez. ¿Por qué? Las celdas colapsan y la página se vuelve inutilizable.
A todo esto, se le han de añadir los errores de conexión, completamente arbitrarios, en los que se pierde la red de internet. Y la paradoja es aún mayor cuando otras webs me cargan con regularidad.