Mira que el iPad me gusta, pero no sé cómo incorporarlo a mi rutina
Los iPad, he de reconocer, que son dispositivos excelentes en muchos aspectos. No obstante, aunque es útil tener un ecosistema de Apple con varios productos, lo cierto es que, una vez tengo todo lo que necesito, ¿para qué añadir un elemento más? Esto es lo que me sucede con el iPad. Y aunque le tengo mucho cariño a las tabletas de la manzana, lo cierto es que no sé cómo incorporarlo a mi rutina de trabajo.
Apple nos vende la idea de que todos sus productos conforman un ecosistema perfecto. Y que, cuantos más productos tengamos, mejor. Pero tras llevar desde el 2012 usando cositas de la empresa, no sé si estoy muy de acuerdo con esta última premisa.
Hay cosas de esta marca que nunca he tenido, porque simplemente no me gusta el tipo de accesorio. El Apple Watch es un reloj que me gusta como concepto. Pero no me gustan los relojes, y nunca me he acostumbrado a llevarlos.
Sin embargo, si nos centramos en el trabajo, tengo un iPhone y un Mac como herramientas que uso en mi día a día. Editar, escribir, hacer fotos, enviar datos de un sistema a otro... Miro mi rutina y mi flujo de trabajo, y no sé dónde puedo encajar un iPad.
¿Dónde pongo el iPad?
Tengo un iPad mini 2. Sé que es un dispositivo antiguo, si lo comparamos con todo lo que tenemos a día de hoy. Como segunda pantalla de mi Mac es útil. Pero ya cuento con un monitor externo. Si quiero copiar contenido de un sitio a otro, con el iPhone tengo más inmediatez.
No utilizo herramientas de edición con el iPad, todo lo hago con el Mac y los programas que tengo instalados. Y usar un iPad solamente para editar fotos, sinceramente creo que no es rentabilizar muy bien la inversión. Escribir, que es mi actividad principal, me es mucho más cómodo con el ordenador.
Incluso, si me centro en cosas que van más allá de la propia rutina de trabajar, pienso dónde lo podría encajar. La música la escucho con el iPhone, tanto si lo tengo conectado a los auriculares o a los altavoces. Consumo vídeos a través del teléfono, y si quiero una pantalla grande, hago AirPlay. Incluso, en el ecosistema del hogar conectado, tengo el control a través del iPhone y de mi altavoz Google Nest.
En el terreno académico, todo lo he hecho con el Mac. Incluso, leer y subrayar documentos. He de reconocer que aquí me hubiera venido muy bien un iPad. Pero, nuevamente, gastar ese dinero para tener un cuaderno digital con una pantalla muy buena, no creo que sea una inversión demasiado inteligente.
Hay una única cosa que puedo hacer con el iPad, pero que no puedo hacer ni con el Mac ni con el iPhone: leer libros. Como lector de libros electrónico, he de reconocer que el iPad es excelente. Pero, ya es que tengo un iPad mini 2 que rescaté de un cajón en mi antigua casa. Si tuviera que comprar uno ahora, por mucho que me gusten, no sabría cómo usarlo en mi rutina.