Esta es la nueva característica que transformaría al Apple Watch en el reloj deportivo perfecto

Que el Apple Watch ha tenido una gran notoriedad en todo lo que tiene que ver con el seguimiento de nuestra actividad y el ámbito de la salud no es ningún secreto para nadie. Con la incorporación de un sensor como este, sus posibilidades de medición serían infinitas.
El impacto que el Apple Watch ha tenido en todo lo que tiene que ver con la salud es incuestionable. De hecho, hace apenas unos días se hacía oficial un estudio publicado por un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford que afirmaba que el Apple Watch podría ser mejor para detectar latidos cardíacos irregulares en niños que otros mecanismos más tradicionales.
Sin embargo, y pese a la utilidad que la categoría de los wereables han alcanzado durante los últimos años, a día de hoy siguen contando con una clara limitación: sus dimensiones. Continuar incorporando nuevos sensores que nos permitan obtener nuevas métricas con un impacto positivo en nuestra salud pasa, por motivos obvios, por mejorar las capacidades y versatilidad de los sensores. Y parece que la empresa Rockley ha dado en la clave de lo que podría incorporar un Apple Watch futuro.
Un mismo sensor: múltiples mediciones
Simplificándolo mucho, los sensores que incorporan actualmente la mayoría de los relojes inteligentes funcionan a través de los cambios que se detectan en los niveles de absorción de la luz en nuestra piel. Con esta información, los diferentes LEDs y luces infrarrojas que encontramos en la parte trasera de nuestro Apple Watch nos permiten mostrar algunos datos como, por ejemplo, el nivel de oxígeno en sangre o nuestro ritmo cardíaco.
En el caso de la empresa que hemos mencionado previamente, su sensor trabaja de un modo completamente diferente. Y, además, únicamente necesita un único sensor para darnos todo tipo de métricas que van más allá de las que encontramos actualmente en cualquier Apple Watch. Como, por ejemplo, los niveles de hidratación que tiene nuestro cuerpo en un momento concreto, como después de hacer deporte, por ejemplo.
En este caso, y también de manera simplificada, el sensor trabaja estudiando los cambios que se producen directamente en la dermis. Y, en base a ellos, nos va mostrando información. Para ello, se sirve de tecnología infrarroja que va recopilando los datos que son necesarios para su posterior tratamiento, rastreando todo lo que va ocurriendo por debajo de nuestra piel.
Colaborando con las principales marcas del sector
Pese a que actualmente no tenemos constancia de que ninguna marca haya comenzado a trabajar con este tipo de tecnologías tan avanzadas, en una entrevista publicada el pasado 2022, el director ejecutivo de la compañía ya afirmaba estar trabajando con, al menos, “seis de las diez principales empresas de dispositivos de consumo” del mundo. Por lo que no sería de extrañar que Apple fuera una de ellas.
Pese a los beneficios que podría ofrecer al sector, la realidad es que todavía quedan algunos escollos por superar hasta que podamos ver un sensor similar en nuestro próximo Apple Watch. Entre ellos, el principal es encontrar la fórmula que nos permita asegurar que el sensor se encuentra completamente pegado a nuestra piel, las 24 horas del día, sin que existan riesgos de fugas de luz. Un aspecto que es imprescindible para que el sensor pueda ir recogiendo, e interpretando datos, de manera constante. Sin que existen desviaciones.
Además, y como afirman en su página web, el objetivo de este nuevo proyecto no es el de sustituir a los controles médicos, ni diagnosticar ningún tipo de enfermedad o afección médica. Sino que la meta pasa, al igual que los sensores que tiene el Apple Watch actual, por ofrecer a los usuarios de más y mejores herramientas para gestionar su bienestar y su salud general.