El aprendizaje de nuevos idiomas ha sido revolucionada en los últimos años por aplicaciones y plataformas como Duolingo, una de las aplicaciones más populares para el aprender idiomas desde el iPhone.
Sin embargo, a pesar de su utilidad, sobre todo para principiantes, la aplicación también tiene sus limitaciones. Después de utilizar la aplicación durante más de 85 seguidos, he decidido poner punto y final a el uso de la aplicación en mi iPhone, a continuación te explico los motivos.
Duolingo la aplicación más popular para aprender idiomas en el iPhone
Duolingo se ha ganado el aprecio de millones de usuarios al ofrecer la plataforma ramificada ideal para aprender idiomas. Su estructura facilita el aprendizaje gradual de vocabulario y también de las reglas gramaticales. Su forma ramificada de funcionar incentiva la práctica diaria, transformando el estudio en una actividad atractiva y, a menudo, adictiva.
¿Obligación o motivación verdadera?
La racha o «streak» es uno de los componentes clave de la aplicación. Este sistema, diseñado para incentivar la constancia, registra la cantidad de días consecutivos que un usuario se dedica al estudio de uno o varios idiomas. A simple vista, este mecanismo parece ser una forma de generar motivación muy buena, animando a que se practique de forma diaria. Sin embargo, puede no ser así ya que la línea entre la motivación genuina por aprender y el estrés de mantener una racha en la aplicación es muy fina.
Mi propia experiencia con la aplicación demuestra esta dualidad entre motivación y obligación. Al principio, cada sesión de Duolingo me llenaba de motivación y reconozco que al principio prestaba mayor atención a las explicaciones.
Sin embargo, a medida que las semanas se convertían en meses, la obligación de «completar la racha» empezó a pesar más que mi deseo intrínseco de aprender. Además, la aplicación lo sabe hacer muy bien para mantenerte «enganchado». Las notificaciones diarias de la aplicación se transformaron en una especie de exigencia, un recordatorio de una tarea pendiente más que de una oportunidad de aprendizaje en mi día a día. La presión por mantener la racha pesaba más que el propio aprendizaje y en ocasiones me veía realizando la lección diaria sin motivación y deseando terminar para aumentar mi racha, sin más.
La tecnología para bien y para mal
Reflexionando sobre esta experiencia, me doy cuenta de la importancia de encontrar un equilibrio entre el uso de herramientas digitales para el aprendizaje. Indudablemente, la gamificación tiene el poder para enganchar y motivar en el proceso de aprendizaje pero la realidad es que esto no es suficiente, también puede desviar nuestra atención de lo imprescindible: disfrutar de aprender, aprendiendo.
Aunque la intención de la aplicación y su enfoque no son malos, de momento me voy a tomar un respiro de Duolingo. Quizás con el tiempo vuelva y me lo tome de otra manera, o quizás la propia aplicación cree una sección en la que los usuarios puedan practicar en un itinerario «sin racha» en el que sientan menos presión por tener que completar las lecciones diarias sí o sí. Dejar ir mi racha de Duolingo es, por ahora, una liberación.