Una de las principales diferencias que hay entre los iPhone base o estándar y la gama Pro es la tasa de refresco, cuya diferencia también se extiende a los iPad Pro y el segmento Air. Está claro que la diferencia tiene que afectar, ¿pero cómo afecta al día a día y a la experiencia de usuario?
Antes de adentrarnos en este post, es importante resaltar que los hercios (Hz) son el número de imágenes que se muestran por segundo. Por tanto, la primera gran diferencia es que a más Hz, más imágenes por segundo, generando menos estrés visual y movimientos más fluidos. Por consiguiente, los Hz tienen que ver con las pantallas e indican las veces que una pantalla se enciende y se apaga por segundo, es decir, los fotogramas por segundo que representan.
¿Qué es mejor, 60 o 120 Hz?
Una mayor tasa de refresco significa una mayor frecuencia de actualización, pero también tiene su parte negativa, que se traduce en un mayor consumo de batería. En este sentido, una pantalla de 120 Hz consume el doble que una pantalla de 60 Hz, un gasto que puede reducir la batería porcentualmente un poco durante el día, pero también puede agotar antes los ciclos de carga y alcanzar la terrible cifra de 500 ciclos en menor tiempo.
Por tanto, ¿es mejor 60 Hz que 120Hz? Pues la verdad es que no, porque 60Hz es el mínimo para que se pueda disfrutar de una buena experiencia cuando estás jugando a un videojuego o viendo una película en tu tablet de 12.9 pulgadas. De hecho, lo más recomendable es llegar a los 240 Hz, para que la fatiga visual sea lo menor posible.
En este sentido, los modelos Pro de tablet e iPhone tienen la pantalla de 120 Hz, aunque también incorporan la opción de pasar de 120 Hz a 60 Hz, lo cual es muy buena idea si se desea reducir el consumo de batería, ya sea porque vamos a estar fuera de casa o porque vamos a estar hablando por WhatsApp y no consumiendo contenido multimedia. Para ello, tenemos que ir a Ajustes > Pantalla > Frecuencia de pantalla.
Si es mejor, ¿por qué Apple no lo incluye en sus terminales?
El motivo por el cual no lo incluye es muy sencillo: diferenciar gamas. La tecnología de 120 Hz lleva años en los modelos más tope de gama y, si eres un usuario al que le gusta pasar mucho tiempo jugando a videojuegos o consumiendo contenido multimedia, siempre es mejor adquirir la generación Pro anterior que la versión actual, simple y llanamente porque la pantalla va a ser mejor, aparte de toda su tecnología de cámaras, procesador, etc.
De esta forma, Apple quiere diferenciar las gamas básicas y entradas y, como siempre, establecer una estrategia de precios crecientes. De esta manera, si un usuario adquiere un modelo base pero aumenta el almacenamiento SSD, está muy cerca de la versión Pro y puede pensar que, dada la escasa diferencia de precio, sería mejor adquirir la versión más cara, que tiene mejor pantalla.
A modo de conclusión, la diferencia de Hz entre ambos terminales puede no ser clave en una vista inicial, pero, una vez que te has acostumbrado a 120 Hz, cuando vuelves a 60 Hz la diferencia es abismal. Desde aquí lanzamos un mensaje a Apple: por favor, que los iPhone 16 incluyan esta tecnología.
Tasa de refresco y frecuencia de muestreo: ¿en qué se diferencian?
Como ya hemos visto, una de las ventajas de que nuestro dispositivo tenga una mayor tasa de refresco es la fluidez y la suavidad de las animaciones, que se ve reflejada en todas las acciones que realizamos en el día a día, ya sea hacer scroll o abrir cualquier aplicación web, independientemente de que estemos en un parque con sol o en el estudio con unas condiciones de luz controladas. No obstante, es importante conocer otros datos que los fabricantes destacan en la presentación de los dispositivos. En este sentido, destacamos la frecuencia de muestreo de panel. Pero ¿qué es eso?
Antes comentábamos que la tasa de refresco hace referencia al número de veces que el panel es capaz de actualizar su imagen por segundo y que, a mayor capacidad, mayor fluidez. Pues la frecuencia de muestreo indica el número de veces que la pantalla realiza un seguimiento de la entrada táctil. Bajo este planteamiento, cuanto más alta sea la frecuencia de muestreo del panel, menor será la latencia que se tiene cuando realizamos cualquier acción en el dispositivo y, por ende, mayor sensación de fluidez y ligereza en los movimientos.