Estos últimos años están siendo de los que más actualizaciones de iOS estamos teniendo en nuestros iPhone. Hay quienes ni siquiera se ha dado cuenta o apenas le dan importancia, mientras que otros se ven ya aburridos de tanto actualizar e incluso se preguntan si esto es positivo o negativo. ¿Cómo debemos tomarnos esto? Lo analizamos.
Motivos por los que se han lanzado tantas estos años
Hasta 26 actualizaciones ha habido de iOS 12 contando desde su versión inicial, 16 de iOS 13 y, de momento, 13 para iOS 14. Son datos realmente llamativos y más si echamos la vista atrás y vemos que hubo versiones como iOS 8 con tan solo 7 actualizaciones a sus espaldas en un año.
Para entenderlo debemos partir de la base de que Apple puede lanzar actualizaciones de su sistema operativo por tres razones fundamentalmente, que no son excluyentes entre sí:
- Introducir novedades visuales y/o funcionales.
- Corregir errores y mejorar el rendimiento de los dispositivos.
- Añadir parches de seguridad para tapar posibles vulnerabilidades.
Teniendo en cuenta que las grandes novedades llegan en las primeras versiones de cada año, está claro que esta razón no es la que probablemente haya motivado a Apple a lanzar tantas actualizaciones en estos últimos años. Aunque hay que decir que algunas de las novedades más destacadas en estos años han llegado bastante tiempo después de las primeras versiones; véase por ejemplo las funciones de privacidad para el iPhone introducidas en iOS 14.5.
Sin embargo hay que reconocer que en estos años la compañía ha tenido que paliar varios errores que, en algunos casos, se repiten muy a menudo como es el caso del elevado consumo de batería. También se desarrolla cada vez más malware con el que infectar los iPhone, para lo cual la compañía ha de añadir parches que cubran las vulnerabilidades.
Entonces, ¿deberías o no actualizar?
Siguiendo al hilo de lo que comentábamos anteriormente, un exceso de actualizaciones, al menos por norma general, no es malo en absoluto. De hecho es de agradecer que una compañía se preocupe por mantener sus dispositivos seguros y sin errores, siendo la mejor forma para el usuario de disfrutar de una mejor experiencia. Es por ello por lo que siempre es aconsejable actualizar, aunque es comprensible que sea también tedioso porque implica tener el dispositivo inutilizable durante unos minutos en lo que se instala la nueva versión.
Ahora bien, sabiendo que Apple trata siempre de mantener sus teléfonos protegidos y que no son ellos quienes diseñan el malware, podemos librarles de culpas cuando añaden parches de seguridad, siendo nuevamente algo digno de agradecimiento. Sin embargo no podemos (o al menos así lo considera un humilde servidor) hacer la vista gorda con problemas que son una constante en el sistema operativo. Se puede comprender que en versiones primerizas haya errores a pesar de que en el periodo de betas se deberían haber cubierto, pero que llegados a versiones ya muy avanzadas sigan existiendo errores es cuanto menos reprochable.
Entendemos (o entiendo, insisto en llevármelo al terreno personal) que la compañía cada vez esté más diversificada en el desarrollo de software al tener nuevas variantes que hace años no había, como es el caso de watchOS o el iPadOS que se separó de iOS en 2019. Sin embargo no debería ser una excusa en una compañía del nivel de Apple, a quien se le atribuyen un equipo de ingenieros que esté en el ranking de los mejores del mundo.