OpenAI no se anda con chiquitas. Una de las empresas que ha revolucionado el mundo de la IA es ChatGPT, dejando a la competencia en evidencia y, sobre todo, obligando a Apple a trabajar a marchas forzadas para presentar su propia IA. Sam Altman quiere dar un paso más en su compañía, y para ello busca desarrollar sus propios procesadores.
Sam Altman tiene el objetivo de crear una especie de unión entre el hardware y el software de la empresa, con el fin de integrarse dentro de los ordenadores y smartphones de distintas empresas que dominan el mercado.
Sam Altman busca fondos para sus procesadores en Emiratos Árabes Unidos
Altman quiere librarse de su dependencia de los chips de Nvidia. Para ello, busca desarrollar sus propios semiconductores buscando una financiación que roza los 7.000 billones de dólares, y parece que los Emiratos Árabes Unidos están dispuestos a invertir en una de las empresas que más futuro tienen en el momento.
Según indica Financial Times, la compañía está en conversaciones con la empresa de inversión de Abu Dhabi, financiada por el estado MGX. El director Tahnoun bin Zayed Al Nahyan busca convertir la capital en uno de los centros de desarrollo de las IA, destinando recursos del gobierno para tal fin.
La necesidad de crear chips específicos para IA
La estrategia de Altman pivota en la necesidad de aumentar las capacidades de la industria y el deseo de generar procesadores específicos para inteligencia artificial, una de las grandes carencias que tiene este nuevo campo de la informático y la computación, sobre todo si tenemos en cuenta que los costes asociados con el funcionamiento del hardware son extremadamente altos.
De hecho, Sam afirma que uno de los problemas existenciales para el desarrollo de su IA es la falta de disponibilidad de una GPU que cumpla con las necesidades de su software. También indica que este problema está afectando a la experiencia de sus usuarios, los cuales reportan que uno de los problemas de la OpenAI es la velocidad de la API, derivada por la escasez de GPU.
Actualmente, OpenAI basa todos sus algoritmos en un superordenador desarrollado por Microsoft, que utiliza 10.0000 GPU de NVIDIA, lo que supone un enorme costo diario de cuatro centavos por cada consulta para la entidad, un enorme agujero financiero, y corre el riesgo de que deje de ser rentable en el momento en que los usuarios dejen de pagar la suscripción.
Puede parecer una cantidad enorme tanto en hardware como en recursos económicos. Sin embargo, no llega ni a una décima parte de lo que es Google, que inicialmente necesitaría aproximadamente 48.100 millones de dólares en GPU y alrededor de 16 mil millones de dólares en chips anuales para mantener sus operaciones.
Esta estrategia de crear sus propios Silicon recuerda mucho a la llevada por Apple en sus Mac, lo que le ha permitido aumentar sus beneficios y reducir costes, debido a una menor presencia de empresas externas en las etapas de desarrollo. Queda por ver qué hará Google, porque la guerra entre las IA y Google será clave para el futuro de las búsquedas y la información en internet. ¿Veremos a Google desarrollar un nuevo procesador? ¿Podría Apple incluir componentes específicos para Chat GPT o querrá seguir su propio camino? El tiempo será el mejor maestro, pero lo que está claro es que Sam Altman va a por todas. Nadie le va hacer dudar en su empeño y el gobierno saudí está dispuesto a dárselo.